Mis queridos amigos:
Asistimos paralizados al linchamiento que se hace desde el Tribunal
Supremo contra el juez Garzón, por el tremendo delito de investigar los
crímenes del franquismo (la otra causa también había sido antes
desestimada). El director del linchamiento es el juez Varela,
perteneciente a la asociación Jueces para la Democracia… (¿A qué esperan
para expulsar a ese infiltrado?). Para linchar a Garzón utilizan las
«contundentes pruebas» de un seudosindicato de extrema derecha, ¿Manos
Sucias?, y de Falange Española y de las JONS, partido político muy
conocido por sus actividades democráticas durante el franquismo más
criminal (Ver fosas comunes repartidas por todo el territorio español, a
partir de 1939). La Fiscalía está en contra de los procesamientos. Las
no «pruebas» dan risa.
Al linchamiento ahora se ha sumado el Consejo General del Poder
Judicial. Ya sabemos que Margarita Robles, amiga del juez Varela,
también quiere acabar con Garzón, antes incluso de estar formalmente
sentado en el banquillo (la realidad es que el Tribunal Supremo ya le ha
condenado). La manifiesta enemistad de Margarita Robles hacia Garzón es
antigua. El juez Varela y Margarita Robles están dando auténticas
lecciones de franquismo: justicia al revés, o no justicia. Y de paso, el
juez Varela, de Jueces para la Democracia, impide investigar los
crímenes del franquismo.
Para ver una actuación judicial tan calamitosa, parcial, malintencionada
y soez, hay que retrotraernos al franquismo, con Franco. Las causas que
de forma inquisitorial se siguen contra Garzón no tienen el menor
sentido, salvo escarmentarle y dar un serio aviso a los demócratas: aquí
todo sigue atado y bien atado, como dijo Franco. Ya se hizo una ley de
punto final. El franquismo y sus crímenes fueron amnistiados. Los
criminales pueden moverse libremente por donde quieran. Y el que no lo
acepte… procesado. Como en los mejores tiempos de los Tribunales de
Orden Público, de la dictadura.
Recurro a mi libertad de expresión, sin saber si acabaré procesado por
este escrito, ante la falta de intelectuales de verdad que, al modo de
Zola, denuncien las aberraciones jurídicas que se siguen contra Garzón.
Aquí no hay intelectuales: aquí sólo hay garbanceros al servicio de los
que mejor paguen.
No tienen pruebas contra Garzón: investigar el franquismo es una
necesidad democrática, para reparar de una vez a las víctimas del
franquismo. Procesar a Garzón es procesar a los demócratas, es procesar
a la democracia.
El espectáculo que nos ofrece el juez Varela, con la complicidad del
juez Prego y todos esos jueces franquistas que han colonizado el
Tribunal Supremo y Consejo General del Poder Judicial, es bochornoso.
España vuelve a ser una vergüenza en el extranjero, porque sus jueces
parecen más atentos a perpetrar venganzas personales que a cumplir con
las leyes democráticas (ni siquiera se puede entrar en el tema de las
sentencias: sería mucho peor).
Espantado, asustado, me manifiesto, por tanto, contra el linchamiento
del juez Garzón. Me manifiesto contra esos jueces presuntamente
democráticos que, con métodos franquistas, quieren acabar con la
investigación de los crímenes de la dictadura. Me manifiesto para pedir
la investigación de los crímenes del franquismo. Me manifiesto contra
las leyes de punto y final que amnistían a criminales de guerra. Me
manifiesto por la libertad y la democracia.
Pablo Torres (Periodista).
Premio Ortega y Gasset de Periodismo Gráfico 2005.
Nota: solicito que reenvíes este escrito a todas las personas que
puedas. Si estos jueces actúan así contra un juez de prestigio
internacional, de solvencia jurídica contrastada, ¿qué barbaridades no
podrán hacer contra cualquier ciudadano anónimo?