O el reino de Pinocho, Rita Barberá y el bigotes.
Como si de una novela de Jhon Grisham se tratara, esta semana el Consell Valenciano vuelve a demostrar su capacidad de primar a los millonarios por encima de los intereses generales. El desarrollo de las últimas actuaciones de Camps en torno al Valencia C.F. Vuelve a poner de manifiesto que en esta comunidad todavía existen ciudadanos de primera y de segunda.
Más allá de la propia acción del Consell al avalar los 75 millones de euros (12.500 millones de las antiguas pesetas para el que se líe), que Bancaja amablemente va a prestar a un club que arrastra una deuda de 300 millones de euros, es evidente que el rasero no es el mismo para todos los clubs de esta Comunidad de la que tanto se le llena la boca al Partido Popular. Esta Fundación, que al final será quien tenga que asumir lo que los demás no paguen, la componen un variopinto crisol de entidades públicas, que va desde Consuelo Ciscar por el IVAM, hasta Mateo Castellá de la Generalitat Valenciana entre otros. Mientras eso sucede en Valencia, en esta ciudad los clubs alicantinos recogen las migajas que el Consell les entrega como el que hace un favor de mala gana.
El año pasado el Alicante y el Hércules acudieron a la Generalitat para contar con el apoyo del gobierno de todos los valencianos, los de Valencia, los de Castellón y también los de Alicante, al igual que el resto de clubs de fútbol que militaban en la misma categoría como Castellón o Levante y a las que el amigo Camps si que ayuda. La sorpresa del recién ascendido a la categoría de plata fue mayúscula, ya que a la directiva del Alicante directamente les dijeron a la cara que para ellos no había dinero. La Consellera de Turismo Trino Miró, si la misma que pagaba al amigo del alma el bigotes y Orange Market el stand más cara de Fitur, no dudó en afirmar que el año que viene ya veríamos. El Hércules que ya militaba en la categoría pensó que había tenido más suerte, al conseguir un compromiso de 500.000 euros por lucir publicidad en las camisetas y en el estadio Rico Pérez. En realidad al final, la suerte tan sólo fue la mitad, ya que tras muchos líos, denuncias y reclamaciones los herculanos nos conformamos con la mitad de lo acordado. ¿Alguien se imagina que hubiera ocurrido si esto le pasa al Valencia? No nadie se lo imagina, ya que estas cosas les pasan a los de aquí, a los del sur del reino de Pinocho, Rita barbera y el bigotes.
Año tras año los dirigentes del PP que se sientan en el palco, cuando van claro, lanzan promesas, buenas palabras e incluso alguna queja de sobre lo que Valencia nos ningunea. Esto sólo pasa en la intimidad, pero igual que le ocurría a Aznar con el catalán, cuando se trata de alzar la voz y reclamar que nos traten como a los demás, los dirigentes de esta ciudad no tienen ni la talla, ni la autoridad suficiente para levantar la voz ante sus jefes en Valencia. Unos jefes como Camps que en Valencia no dudan a la hora de construir circuitos de Fórmula 1 por 70 millones de euros, cuando tienen otro en Cheste, o un ágora que servirá para jugar el Open 500 de Tenis ciudad de Valencia que se presupuestó en 43 millones de euros y veremos si al final acaba como lo de Palma Arena. Unos jefes como Camps que visitan Alicante y nos venden un pabellón para 10.000 espectadores con pista de atletismo ante los focos y las cámaras de los medios de comunicación. Esto fue hace cuatro años, el pabellón iba a estar terminado para el Eurobasket 2007 y hasta le fecha ningún representante del PP del Equipo de gobierno ha sido capaz de abrir la boca y exigirle nada al que quiere un huevo a sus amigos. ¡Que pena! Tanto amor para unos y mientras el resto sigue esperando el reparto de las migajas de turno. Con gente como la Concejal de Deportes del Ayuntamiento de Alicante Isabel Fernández, a la que todavía no hemos escuchado una queja ante el trato que reciben los Valencianos de Alicante, es normal que los del Cap y Casal sigan tan felices y gastando dinero donde y cuando quieren.
LALO DÍEZ
Concejal socialista del Ayuntamiento de Alicante